—¡Hey, novata!
Cielo rodó los ojos, pero cuando se dio la vuelta, sus labios ya estaban estirados de oreja a oreja. —¿Sí, jefe?
—¡Ven aquí un momento!
—Tsk. Hizo clic con la lengua en secreto antes de mirar dramáticamente a su silla, que la había estado llamando. "Lo siento, querida".
Desde que entró a este departamento, Cielo apenas había tenido tiempo de respirar por los recados que llegaban sin parar a su escritorio. Hacía varios recados, como copiar, entregar e imprimir. Justo cuando pensaba que finalmente tenía tiempo para descansar, su gruñón superior la estaba llamando ahora.
"¿Qué querrá ahora?" se preguntó, deteniéndose a un paso del escritorio de su superior. Mirando hacia abajo, Cielo ya tenía una expresión ligeramente agria.