Perder una parte del cuerpo se consideraba un pequeño precio a pagar en el inframundo. Incluso había algunas prácticas de cortar un dedo o una mano dependiendo del crimen del miembro. Por lo tanto, todavía había muchas cosas por las que Primo debería estar agradecido. Solo perdió un brazo, pero seguía vivo.
—Ah, ah... —Primo dejó escapar gemidos cortos mientras el doctor le colocaba una prótesis en su hombro amputado. Apretó los dientes, ya que todavía podía sentir un leve dolor e incomodidad. Pero a diferencia de los pasados varios meses, podía soportar ese leve dolor.
—Sentirás una leve incomodidad, pero eso es normal. Por favor, soporta con ello.
Primo echó un vistazo a la mujer de mediana edad que tenía enfrente. Esta le explicó cómo funcionaba la prótesis mientras él escuchaba atentamente. Perder un brazo no debería ser un problema, gracias a la tecnología avanzada.