Mientras tanto...
Princesa resopló mientras volvía a la entrada principal de la residencia. Se detuvo en seco al ver el montón de regalos que se acumulaba en la entrada. Ya había llevado toneladas de ellos a la habitación donde estaban Cielo y Milagro Bebé.
—Caramba... esto es mucho... —Justo entonces, la voz de Gray llegó desde su lado.
Princesa miró a Gray un momento, solo para verlo jadeando por aire. Princesa no era la única persona que estaba cargando los regalos. Puesto que eran tantos, tuvieron que llevar el resto a otra habitación. Un día no era suficiente para que la pareja Zhu abriera todos ellos. A menos que quisieran agotar a Cielo.
—Nunca pensé que sería tanto —murmuró Gray, chasqueando la lengua—. Quienquiera que haya enviado esto está loco.
—Entonces, tú estás loco —Princesa apartó la mirada de Gray, volviendo a fijarse en los regalos acumulados—. ¿No le pediste permiso al hombre mayor para enviar estos?
—¿Eh?