—¡No! —Axel pisó el freno bruscamente, cambiando de opinión respecto a cualquier entrada grandiosa. Se inclinó hacia adelante debido a la fuerza de la acción, agarrando el volante con ambas manos.
—¿Están bien todos ustedes? —preguntó en cuanto se recuperó, mirando hacia atrás a Cielo y Dominic.
Dominic sostuvo el hombro de su esposa, asistiéndola tras el parón repentino. Ambos rebotaron ligeramente, mirando hacia arriba a Axel en el asiento del conductor.
—No hagas eso —comentó Dominic, girando su cabeza hacia su esposa para ver cómo estaba—. ¿Estás bien, querida?
—Sí, estoy bien. Gracias —Cielo mostró una rápida sonrisa, clavando sus ojos en el parabrisas—. Apaga las luces, Axel.
—Eh… claro —Siguiendo las instrucciones, Axel apagó las luces para no alertar a nadie en el edificio abandonado desde su punto de ventaja. Luego bajó la cabeza, con las manos sobre el volante, ojos en el oscuro establecimiento al frente.