—¡Qué tierno! —Ria pellizcó la mejilla de Riley—. Entonces, ¿tu nombre es Riley?
—Ehm... sí. Encantado de conocerte —Riley hizo una reverencia educadamente y luego se enderezó, mirando a Ria con curiosidad—. ¿Eres... realmente la abuela de Basti?
—Jaja. Sí, ¿por qué? —preguntó Ria.
—Pensé que eras su tía.
—¡Jaja! —Ria estalló en carcajadas, cubriéndose la boca con el dorso de su mano—. Oh, qué niño tan tonto.
Sebastián no pudo evitar lanzarle a Riley una mirada crítica. 'A veces es realmente astuto.'
—Bueno, ¿vamos? —Lionel aplaudió, captando la atención de todos—. Ya hablé con los padres de Riley. ¿Vamos a comer fuera?
El rincón de su boca se estiró de oreja a oreja mientras desviaba la mirada entre los dos niños. Sebastián no parecía tan emocionado, pero los ojos de Riley brillaban como si hubiera pasado tiempo desde que comió fuera.
—Si eso está decidido, entonces ¿vamos? —Lionel asintió con la cabeza mientras Ria se enderezaba.