—Está bien, cariño —Cielo dio unas palmaditas en el pecho de Dominic, asintiendo con la cabeza para tranquilizarlo—. Yo los acompañaré a la salida.
La renuencia brilló en los ojos de Dominic, sujetando su teléfono con fuerza.
—Lo siento —suspiró, mientras le daba un beso en la cabeza.
—Ya nos has acompañado, eso es más que suficiente —Cielo rió suavemente, tocando su pecho levemente, antes de dar un paso atrás y alejarse de él.
Ambos se sonrieron antes de que Cielo se fuera a despedir a sus invitados. Mientras tanto, Dominic se quedó parado en el mismo lugar y cuando su esposa estaba a una distancia segura, miró su teléfono con una expresión sombría.
En su pantalla aparecía un logotipo de un payaso que era el mismo que había visto unos días atrás.
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—Gracias por recibirnos, mi querida —Director Guan sostuvo las manos de Cielo, mirándola con aprecio—. Caramba. Siento ganas de llorar. Estoy realmente feliz por ti.
Cielo sonrió, apretando las manos del Director Guan.