El corazón de Cielo latía con fuerza contra su pecho mientras miraba las dos líneas en el pequeño dispositivo entre sus dedos. Inconscientemente contuvo la respiración, con los ojos muy abiertos e inmóviles. El silencio en el baño crecía hasta volverse insoportablemente ensordecedor.
¡Toc toc!
Cielo saltó, dejando caer la prueba de embarazo ante el ruido repentino que interrumpió el silencio.
—¿Cielo? —la voz de Dominic siguió desde el otro lado de la puerta—. ¿Está todo bien?
Cielo giró lentamente su cabeza hacia la puerta, mirándola, aterrada. Su corazón todavía latía acelerado y con saltos, dando un paso atrás por instinto.
—¿Mi amor? —llamó él, tocando una vez más—. Dime si todo está bien. De lo contrario, tengo que entrar.
—Eh... —ella se aclaró la garganta y negó con su cabeza, tratando de recomponerse del shock en el que estaba.