—¿Cuáles son las probabilidades, eh? —se preguntaba, todavía sin palabras y confundida sobre qué sentir acerca de este descubrimiento.
—Me estoy empezando a preocupar ahora —murmuró para sí misma.
De repente, la voz de una mujer trajo a Cielo de vuelta al momento actual. Cuando esta última giró la cabeza, frunció el ceño.
—¿Por qué estás aquí...? —Cielo se quedó cortada, mirando alrededor, solo para encontrarse en el jardín—. Cierto... Me excusé con Madre cuando el Mayordomo Fu vino a discutir algo con ella, y me encontré con Ivy de vuelta.
Entonces Cielo se dio cuenta de lo perdida en sus pensamientos que estaba, que ni siquiera sabía cómo ella e Ivy terminaron en el jardín de la mansión. Todo lo que pasó después de su descubrimiento fue un borrón.
—Lo siento —suspiró—. Estaba pensando en algo.
—Me lo imaginé —Ivy soltó una risita corta, apoyándose en el reposabrazos del otro lado del banco—. ¿Quieres hablar de ello?