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—Suponer es un verdadero lío. ¿Te gusta mi esposo, Señorita Wei? —una ligera sorpresa apareció en el rostro de Ivy Wei ante la directa pregunta de Cielo. La última tenía esta breve sonrisa, asintiendo aprobatoriamente como si en silencio le dijera a Ivy Wei que la había escuchado correctamente.
—Eso es una sorpresa —dijo Ivy con una risa breve—. No pensé que lo preguntarías directamente.
—Ya lo mencioné —Cielo se encogió de hombros, colocando su mano sobre la superficie, con la vista fijada en Ivy—. Suponer es un verdadero lío. Es por eso que debo preguntar. ¿Te gusta mi esposo, Señorita Wei? O más bien… ¿quieres ser mi enemiga?
Ivy apretó los labios en una línea delgada, evaluando a la mujer confiada frente a ella. La Cielo Liu que conocía era diferente a la persona que tenía delante. Sin duda, un año de ausencia era mucho tiempo para que las personas cambiasen. Después de todo, antes de dejar el país, Axel solía odiar a Cielo con gran pasión.