—¡Hermana, tú puedes hacerlo! ¡No dejes que esos idiotas pisen el honor de nuestra familia! —Axel animó, haciendo que la ya inerte expresión de Cielo pareciera aún más sin vida—. Creo en ti.
—Axel, ¿puedes apartarte? —Dominic lanzó una mirada de reojo a su hermano, dando un paso y empujando a Axel a un lado—. De pie frente a Cielo, Dominic soltó un profundo suspiro.
—Lamento que te hayamos arrastrado a esta apuesta infantil. —Extendió la mano hacia la suya, con la mirada fija en ella—. No te preocupes. Independientemente de los resultados, siempre estoy orgulloso de ti.
Dominic sonrió sutilmente, acariciando el bello rostro de su esposa—. Creo en ti.
—Está bien. —Cielo resopló suavemente, mirando a Dominic antes de lanzar una rápida mirada a Axel—. Axel, deberías dejar de molestar a la gente.