Dominic se ahogó por aire al abrir los ojos, solo para ver el alto techo del dormitorio. Cerró los ojos una vez más, exhalando por la boca. Su mano acarició instintivamente el otro lado de la cama, girando la cabeza cuando sintió que estaba vacío.
—¿Dónde se habrá ido? —se preguntó, incorporándose para sentarse.
Solo cuando Dominic se sentó en la cama notó la luz que se filtraba por la ventana. La cortina estaba cerrada, pero la pequeña rendija era indicación suficiente de que ya era de mañana.
Moviendo la mirada hacia la mesita de noche donde estaba el reloj, ya eran las ocho de la mañana.
—Me quedé dormido. —Pasó los dedos por su desordenado cabello, clavando sus ojos en la puerta.
Aunque no necesitaba ir a la oficina, Dominic se había acostumbrado a levantarse temprano por la mañana. Usualmente la pasaba con su esposa, ya fuera mirándola o abrazándola. Pero hoy fue la primera vez que se quedó dormido después de muchos años.
Qué extraño.