—Porque no tengo una amiga de mi edad o menor. ¡Llámame hermana mayor! —Dominic miraba a la niña que le sonreía brillantemente con complejidad. ¿Quién creería que mientras él se preocupaba por su seguridad, esta niña estaba haciendo amigos? Además, ¿hermana mayor? No parecía para nada una hermana mayor.
—No —respondió Dominic monótonamente—. No quiero llamarte hermana mayor.
—¿Por qué?
—Porque no pareces una.
—¿No lo parezco? —La niña se frotó la barbilla, perpleja ante la respuesta del niño—. ¿Cómo puede ser? No hay manera de que tú seas mayor que yo.
—... —eso era lo que él quería decirle. ¡No había manera de que ella fuera mayor que él!
—¿No estás secuestrado? —preguntó él tras un suspiro, recordándose a sí mismo que había un asunto más urgente en este momento—. ¿Cómo llegaste aquí?
—Pasé por la puerta y estoy jugando al escondite con mi papá.
—Escondite… —murmuró Dominic, indeciso sobre si creerla o no—. ¿Dónde está tu papá?
—Contando.
—¿Es uno de los secuestradores?