—¿Hola? —susurró Dominic, forzando una sonrisa incómoda.
—¿Hola?
Su boca se abrió parcialmente mientras daba un paso hacia su esposa.
—Por favor... que esto sea real —susurraba a su corazón desbocado, rezando para que no fuera un sueño.
Extraño, pensaba. No hace mucho tiempo, mientras sostenía entre sus brazos el cuerpo de su esposa llorando, rezaba para que todo fuera solo un sueño, una terrible pesadilla de la que pronto despertaría. Pero ahora, irónicamente, oraba para que fuera verdad, que no estuviera simplemente alucinando y que estuviera cuerdo.
—Por favor... —Dominic levantó lentamente su mano mientras se acercaba a ella— ...que esto sea real.
Extendió su mano hacia ella, atrayéndola hacia su abrazo con toda la fuerza que podía. En el momento en que lo hizo, las lágrimas nublaron su visión mientras el calor de ella se transfería directamente a su corazón.