—Lo que estoy diciendo es que soy malvada, Heaven Liu. No soy como tú, y nunca seré como tú. No me importa lastimar a otros por mi beneficio y razón egoísta. Y siempre aprovecho las oportunidades que surgen. Esta es una oportunidad. ¿Entonces? ¿Qué piensas? —dijo ella.
—No —respondió Heaven.
—¿Pero por qué? Si quieres morir tanto, ¿por qué no me dejas entrar en ese cuerpo para poder continuar con mi vida pecaminosa, eh?
—Porque... No puedo permitir que alguien como tú esté cerca de mi hijo.
—Vamos —Hera chasqueó la lengua—. Sácame de tu cuerpo si voy a lastimar a tu hijo.
—¿Puedo hacer eso?
—Uhh... —Hera reflexionó, haciendo que Heaven frunciera el ceño.
—No sabes, ¿verdad?
—Sí. Solo he visto como algunos fantasmas poseen a otras personas, así que ni siquiera estoy segura de si puedo poseer el tuyo —Hera se encogió de hombros, diciéndole la verdad a Heaven ya que no tenía ninguna razón para mentir—. Entonces, no hay certeza de si mi plan funcionará o no.