```
Cuando Hera despertó en el cuerpo de Cielo, adquirió el hábito de mirar su rostro bajo la fachada de hacerse el cuidado de la piel. Lo hizo hasta que se acostumbró a su rostro, en lugar de estremecerse cada vez que veía su reflejo, solo para ver a otra persona mirándola a cambio.
Hoy era diferente.
La cara... esos ojos que la miraban no provenían de un espejo o un reflejo de sí misma. Era la verdadera Heaven.
—¿Cómo era esto posible? —se preguntó Hera, cuya mirada se deslizó hacia Paula, y luego hacia la persona inconsciente que yacía al lado de Paula. Era Heaven, pero esa otra persona agachada cerca del cuerpo también era... Heaven.
—No —fue el primer pensamiento de Hera, sosteniendo la mirada de la verdadera Heaven—. Esto no está pasando.