—Ugh... —Cielo se estremeció por el dolor punzante que golpeó su cabeza. Instintivamente tocó su cabeza palpitante, echando un vistazo a su mano justo después.
Sangre.
Incluso si Cielo no comprobaba el líquido pegajoso en su mano, su calor bajando por su sien era suficiente para reconocer lo que era.
—¡Este idiota—eso es todo! —Cielo apretó los dientes, luchando contra el dolor pulsante en su cabeza.
Se apretó la mano contra el suelo, empujándose hacia arriba por ello. Había sido demasiado benigna con Paula, pero esta vez, no podía dejarlo pasar. Paula la golpeó primero, y no fue solo un simple golpe. Lo que hizo fue intentar matar a Cielo. Afortunadamente, Paula era inexperta y falló un punto vital.
Aun así, dolía como el infierno.
—Bastardo... —murmuró Cielo, levantándose de nuevo con la sangre todavía goteando por su sien—. Ahora te has metido en problemas.
Justo cuando Cielo dio un paso, se detuvo cuando Paula retrocedió tambaleándose.