—¡Perfecto! ¡Fantástico! ¡Genial! —dijo el director Guan con todos los elogios que sabía mientras se acercaba a Oso, aplaudiendo entusiastamente. No era raro ver al director de buen humor, pero sí era raro verlo tan complacido.
—¡Increíble! ¡Increíble! ¡Solo lo hiciste en dos tomas! ¡Genial! —continuó el director, pero Oso era como una pared que no reaccionaba.
Oso simplemente miró al director parado justo al lado de Cielo, esperando que el director dejara de decir tonterías. Todo lo que Oso quería era que Cielo terminara su escena para poder irse a casa a su refugio seguro. Tener que escuchar los elogios del director solo estaba retrasando las cosas.