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[ÁTICO]
Cielo se abrazó a sí misma con la bata de noche, de pie en el balcón conectado a la cocina, completamente sola. Ya era muy tarde en la noche, pero no podía dormir. Así que, fue a buscar una copa de vino para relajarse y pensar en lo que había ocurrido hace unas horas.
Mientras lo hacía, no pudo evitar admirar las luces de la ciudad. Eran como estrellas en la tierra, reflejo de aquellas en el cielo. De alguna manera, le recordaban aquel recuerdo que la original Cielo tuvo con Paula hace años.
Oh, cómo se habían distanciado.
«En esos recuerdos, parecía que nada podría romper esta aparentemente indestructible hermandad». Cielo cerró sus ojos, tomando una profunda respiración mientras dejaba que la brisa nocturna besara su mejilla. «Qué giro del destino del que nadie debería sorprenderse».