—¿Qué... están haciendo ustedes dos?
Paula podía sentir su corazón hundiéndose lentamente, observando a Primo volver la vista hacia ella. Retenía su respiración, desviando sus ojos entre Primo y la mujer que estaba con él. Heaven. Claro. Heaven siempre se queda con lo que era suyo o al menos, con lo que debería ser suyo.
—Señorita Shen —la sorpresa apareció en el rostro de Primo antes de que se acercara nervioso a Paula—. Señorita Shen, no es lo que usted piensa.
—¿Y qué crees que pienso que está pasando? —Paula se alejó de su toque.
—Hah... —Heaven soltó una risa seca, observando a esos dos con incredulidad. No podía evitar negar con la cabeza, sabiendo que Primo estaba descaradamente haciendo el acto de su vida mientras que Paula lo compraba ingenuamente.
—Primo —Paula apretó los dientes, pero la furia en sus ojos brilló más al dirigir su atención hacia ella—. Heaven, ¿qué significa esto?