—¡Basti! —Justo entonces, la voz de Cielo resonó en el dormitorio principal. Cuando Dominic miró hacia atrás, todo lo que vio fue a Cielo marchando hacia adentro y Axel siguiéndola.
—¡Dios mío! Basti, ¡nos has preocupado a todos! —Cielo jadeó en cuanto saltó sobre la cama—. ¿Por qué no le dijiste a tu tío que ibas a venir aquí?
—Lo siento, Mami. Es solo que me sentía somnoliento, ¡pero el Tío leyó super fuerte! —Sebastián mantuvo una sonrisa adorable e inocente—. No quise preocupar a Mami, y planeaba regresar, pero esta cama es muy suave.
—Dominic escuchó cómo su hijo se disculpaba y explicaba su punto de vista a su madre. Sin embargo, no podía quitarse de encima esta inquietud en su corazón. Definitivamente algo andaba mal, y Dominic tenía razón porque las siguientes palabras de Sebastián borraron toda expresión de su cara.