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¡Bocinazo!
—¡Hey! —gritó el hombre del asiento del pasajero como reacción inicial, con los ojos dilatados al ver a la mujer loca del coche de Axel. Justo ahora, Cielo alcanzó el asiento del conductor y agarró el pelo del conductor, estampando su cabeza contra el volante.
Todo sucedió tan rápido que ni el conductor ni el pasajero pudieron reaccionar con rapidez. El conductor ni siquiera sabía lo que estaba pasando hasta que un dolor insoportable golpeó su nariz.
—¡Ugh! —el conductor giró instintivamente el volante por instinto, aumentando la distancia entre el coche de Axel y ellos.
¡Bocinazo!
A pesar de girar el volante hacia el lado opuesto del coche de Axel —donde estaba la mitad del cuerpo de Cielo—, Cielo se aferró al conductor y estampó su cara contra el volante por segunda vez. Y lo hizo una tercera vez, mientras la distancia entre sus coches se reducía ya que Axel también giraba, manteniéndolos cerca.