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—Jaja. ¿Bonito auto, eh? —El grupo de personas se rió entre dientes, con la mirada puesta en el lujoso auto adelante. Observaron cómo se abría el asiento del conductor, revelando al guapo Axel.
—¡Ey, guapo! —dijo el hombre que estaba apoyado en el parachoques de su auto gris modificado. Tenía el cabello peinado en un mohicano con una mujer a su lado, descansando el brazo sobre el hombro de ella.
—¿Aún viniste? ¡Vaya! ¿Intentando recuperar tu dignidad? —el hombre se rio junto con los demás, mirando a Axel con igual burla y desprecio—. Y además, con un auto nuevo y lujoso. ¡De verdad! Supongo que tener una familia rica es sin duda un privilegio.
Axel frunció el ceño mientras sus ojos se deslizaban sobre la gente que lo miraba de pies a cabeza. No tenían que decir nada, pues sus miradas eran suficientes para que Axel conociera sus perversos pensamientos. Su mandíbula se tensó antes de que bufara, decidiendo ignorar a esas personas.