—¡Ahh! —gritó Axel.
—¡Ahh! —gritó Cielo.
—¡Ahh…! —Axel y Cielo gritaron uno tras otro, horrorizados el uno del otro. Su grito duró varios segundos, y cada vez su grito era más fuerte—.
—¡Ahh —ay! —Axel casi se muerde la lengua cuando un golpe aterrizó en su cabeza—. ¡Ay! ¿¡Qué demonios!?
—Él miró fijamente a la persona que lo había golpeado, solo para que su mirada se encontrara con la de Cielo—. ¿¡Por qué harías eso?!
—¿Por qué sigues gritando? Dios. ¡Eso me asustó! —Cielo se sujetó la mano al pecho—. ¿Estás loco? ¿Sabes cuán aterrador se veía tu boca tan abierta?
—Axel jadeó—. ¿¡Sabes lo aterradora que te ves!? ¿¡No dijiste que ibas a filmar algo?! No dijiste que tu papel era de un fantasma!
—¡¿Un fantasma?! ¡Já! —Cielo soltó un bufido, pero antes de que pudiera continuar con su argumento, sus ojos se desviaron hacia Dominic y luego cayeron sobre Sebastián. Sebastián se estaba cubriendo el oído, mirándola con desconcierto—.