—¿Qué tanto se está tardando? —Cielo echó una mirada a su teléfono con una expresión aburrida en su rostro—. ¿Es esto una venganza por aquella última vez que la hice esperar?
Cielo miró hacia afuera a través de la pared transparente del café donde había quedado de encontrarse con Paula. Este era el café más cercano a la escuela de aprendizaje. Considerando que era un lugar donde se podían ver a élites e incluso celebridades caminando, no debería haber problema para que Paula Shen se encontrase con ella.
—Me estoy aburriendo —murmuró después de que pasara otro minuto, tomando la taza de té que había pedido—. Si no viene, simplemente me adelantaré a la oficina de mi esposo.
La sede del Grupo LYON estaba a solo treinta minutos en coche. Podría recoger a Sebastián a tiempo. Cielo ya se había decidido, pero aún quería dar un período de gracia de diez minutos a su querida amiga. Después de todo, necesitaba la sabiduría de Paula en algo.