—¿Addie? —escuchó la voz de su esposo antes de sentir la presencia de Lennox detrás de ella.
Lennox la atrajo a su abrazo y descansó su barbilla en su cabeza.
—Te preocupas demasiado, Addie —murmuró contra su cabello.
Adrienne respiró profundamente.
—Es difícil calmarse al saber que Alistair se pondrá en contacto conmigo pronto —dio sus razones.
—No tienes que enfrentarlo sola, Addie —su esposo le recordó.
—Lo sé, pero debes confiar en mí —dijo ella firmemente.
—Confío en ti, Addie. Confío, pero ¿esperas que no me preocupe cuando sé que estarás sola con Alistair? Podría lastimarte por mi culpa —Lennox la miró con preocupación mientras Adrienne se apartaba para mirarlo.
—No se atreverá a levantarme la mano, Len —dijo Adrienne, pero se negó a explicar por qué estaba tan segura.
—Vamos a la cama, Addie. Podemos hablar de ello por la mañana —Lennox sugirió. Ya tenían un plan para lidiar con Alistair Han, pero no había garantías de que tendrían éxito.