—Señora, el Tío Shark se reunió con el Maestro otra vez. ¿Deberíamos ver qué tramaban? —preguntó Kalista a Adrienne mientras volvían a casa después de que Adrienne terminara su reciente reunión con uno de los asesores de Nube Púrpura.
Adrienne cerró los ojos y se frotó la sien.
—No creo que sea asunto nuestro —respondió cansadamente—. Probablemente estén discutiendo sobre el laboratorio en el almacén.
Kalista miró por el espejo del tablero y observó a su jefa con preocupación. No había pasado mucho tiempo desde que Adrienne había despertado de su coma de un mes, y aún tenía que recuperar el peso perdido durante su estancia en el hospital. Todavía parecía frágil. A pesar de sus preocupaciones, Kalista sabía que Adrienne estaba decidida a volver al trabajo y demostrar que estaba bien.
En cuanto a las frecuentes reuniones del Tío Shark con su maestro, Kalista y Leigh sabían que había más detrás de lo aparente. Adrienne también lo sabía, pero no hacía nada para descubrir la verdad.