Lennox y Rosemary decidieron llevar a Adrienne a casa para poder enfocarse en cuidarla. También les daría a la familia la privacidad que necesitaban mientras esperaban a que Adrienne recobrara la conciencia.
Habían pasado ya dos semanas desde el incidente, y ella aún no despertaba del coma. Mientras su cuerpo se recuperaba bien, su mente permanecía en un sueño profundo, dejando a sus seres queridos ansiosos y preocupados. Los doctores les aseguraban que era solo cuestión de tiempo antes de que Adrienne despertara, pero la incertidumbre pesaba mucho en sus corazones.
Llenaron su habitación con objetos familiares y reprodujeron su música favorita, con la esperanza de que el entorno familiar ayudara a estimular sus sentidos y la trajera de vuelta a ellos. Noah había pasado la mayoría de su tiempo al lado de Adrienne, esperando que su madre adoptiva eventualmente despertara.