Mientras Adrienne disfrutaba de su viaje de vacaciones con su esposo, Lewis estaba de pie junto a la urna que contenía las cenizas de su esposa. Camilla había muerto en prisión, y él lamentaba no haberla visitado antes. Mientras miraba la urna, recuerdos de su tumultuosa relación inundaban la mente de Lewis. No podía evitar sentir tristeza y culpa por no haber estado allí para Camilla durante sus últimos días.
Él sabía que Camilla había intentado pedirle que viniera, pero debido a su apretada agenda, no pudo visitarla en la cárcel. Lewis siempre había puesto su trabajo primero, por delante de todo lo demás, incluida su relación con Camilla. Ahora, de pie solo con sus cenizas, no podía evitar desear haber tomado decisiones diferentes y haber pasado más tiempo con ella.