Al final, Lennox decidió continuar con el proyecto, no por el bien y el legado de Richard Qin sino por él mismo. El proyecto podría haber parecido imposible hace cinco años, pero Lennox había desarrollado sus habilidades con el tiempo, haciendo que el proyecto alguna vez imposible estuviera a su alcance.
Sin embargo, el retraso en el proyecto también les dio a sus competidores la oportunidad de acortar la brecha entre ellos y Motores Qin. Lennox se enfrentó a un nuevo desafío al enfrentar un mercado ferozmente competitivo. El retraso había permitido que otras empresas se pusieran al día e innovaran, elevando las apuestas para Motores Qin.
Lennox sabía que tenía que esforzarse más, pensar fuera de la caja y traer su mejor juego a la mesa para mantener su posición como líder de la industria. La presión estaba encima, pero estaba decidido a demostrar que Motores Qin seguía siendo la fuerza motriz de la innovación en el mundo automotriz.