Cayden estaba asombrado al escuchar el plan de su padre.
—¿Qué? ¿Quieres que Kristoff espíe a Addie? Eso es un poco extremo, ¿no crees? —preguntó Cayden, sintiéndose incómodo con el plan.
—Es necesario, hijo —respondió Lewis, tocando reconfortantemente el hombro de su hijo—. Necesitamos saber qué está planeando y de qué es capaz de hacer. Esta compañía es nuestro legado; no podemos dejar que Addie la arruine. Tu abuelo lo aprueba. No le importaba lo que le sucediera a Addie después, ya que ella fue quien nos convirtió en enemigos.
Cayden asintió, aún sintiéndose inseguro sobre todo el asunto. Pero sabía que era mejor no discutir con su padre.
—Pero papá, ¿y si Kristoff ve nuestro plan y decide traicionarnos? —preguntó Cayden, preocupado.
Lewis puso una mano tranquilizadora en el hombro de su hijo. —Kristoff es un hombre de negocios, al igual que nosotros. Él entiende la importancia de la lealtad. Y además, no es alguien que sucumba fácilmente al encanto de una mujer.