—¿Cómo puede ser que esa perra tenga tanta suerte? —murmuró Elise mientras caminaba de un lado a otro en la sala de su casa. Había vuelto a casa después de terminar sus estudios en el extranjero y estaba esperando el anuncio de su compromiso con el hijo del Fiscal Ji. Aunque aún no había conocido a su prometido, había oído de Cayden que era un hombre bastante decente.
—No me extraña que fuera tan arrogante la última vez que la vimos —se burló Cayden mientras se sentaba en el sofá. El simple pensamiento de Adrienne y Hunter era suficiente para amargarle el humor. Aún no podía aceptar que el guardaespaldas de Adrienne se suponía que era el verdadero heredero de la familia Jiang.
—Debe haberlo seducido —asintió Camilla, pensando que su hijastra era impredecible e intocable ahora. Le gustaba humillar y acosar a Adrienne porque se parecía tanto a su madre.
