—Tu padre debe haberse molestado porque sugeriste contratar un CEO en lugar de votar por él —comentó Lennox mientras se acostaba en su cama, viendo a su esposa hacer su rutina de cuidado de la piel habitual.
—Entonces debe ser realmente tonto si pensó que le entregaría la gestión a su rival, el Presidente Qi —respondió Adrienne con indiferencia mientras limpiaba su mano antes de unirse a su esposo en la cama.
Lennox se incorporó y miró a su esposa, impresionado por cómo ella podía poner a la familia Jiang en desventaja. Parecía que Adrienne ya había predicho varios escenarios y posibilidades que podía tomar en contra de su familia.
Mientras Lennox veía a su esposa acomodarse a su lado, no podía evitar sentir una sensación de admiración. Adrienne no era solo hermosa; también era inteligente y astuta. Era el tipo de mujer que siempre tenía un plan y él encontraba su determinación y ambición increíblemente atractivas.