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El ánimo de Adrienne mejoró tan pronto como llegó a casa. Encontró a Liam, Vaughn y Noah en la sala de estar, jugando con las consolas en sus manos. Le pareció que estaban jugando un juego de carreras y Liam iba a la cabeza.
—Liam, ¿por qué no le das a Noah alguna ventaja? —Vaughn se rió de su hermano mayor. A Liam le encantaba competir y ganar, así que no era sorprendente que estuviera dominando el juego contra sus hermanos menores.
Noah tenía una expresión seria en su rostro. Su agarre en la consola se apretó a medida que su ceño se fruncía más. Adrienne sonrió al darse cuenta de que Noah se parecía más a su marido cada vez que hacía eso.
—Vaugh, no deberíamos consentir demasiado a Noah; si no, podría acostumbrarse y no dar lo mejor de sí en el futuro —respondió Liam con una sonrisa burlona. Los chicos continuaron su juego, cada uno decidido a salir victorioso.