Ayla no podía creer lo que oía cuando se enteró de la noticia sobre Alistair y su prima, Adrienne. Se sintió como un puñal en el corazón, destrozando todas sus esperanzas y sueños de estar con él. Había llevado una antorcha por él durante lo que parecía una eternidad, cuidando en silencio sus sentimientos y esperando que algún día él la viera bajo una luz diferente. La idea de que terminara con otra mujer era insoportable para ella.
Pero ahora, enfrentada a la realidad de que él planeaba casarse con su prima, Ayla sabía que no podía quedarse de brazos cruzados y mirar. Decidida a luchar por lo que creía que era legítimamente suyo, ideó un atrevido plan para seducirlo esa noche.