El Viejo Maestro Jiang estaba hirviendo de ira. Esta era la primera vez que Adrienne lo había desafiado abiertamente. Adriene solía ser sumisa y odiaba las confrontaciones, pero algo había cambiado en ella. Había encontrado su voz y ya no estaba dispuesta a ser silenciada.
Esta nueva asertividad sorprendió e enfureció al Viejo Maestro Jiang mientras luchaba por aceptar el cambio en ella. Hubiera sido mejor si Adrienne hubiera aceptado casarse con Alistair Han para asegurar su compañía y futuro, pero no estaba dispuesta.
Adrienne no lo había visitado ni visto durante los últimos tres años, y él se preguntaba qué la había hecho cambiar así. Ella le sostuvo la mirada y se negó a retroceder. Era claro para él que su nieta no estaba dispuesta a cooperar con ellos para salvar el negocio familiar del borde de la bancarrota.