—¿Cómo es que los paparazzi tienen una foto nuestra, pero nunca nos hemos tomado una foto juntos? —preguntó Adrienne, mirando la imagen en el tabloide de ambos saliendo del restaurante. Lennox se encogió de hombros, dándose cuenta de que sus momentos privados estaban constantemente siendo invadidos por el ojo público.
—Dame tu teléfono —exigió Adrienne y Lennox le pasó su teléfono sin dudarlo. No tenía nada que esconder a su esposa, y no le importaba que Adrienne lo revisara, pero su esposa respetaba su privacidad y nunca antes le había pedido su teléfono hasta ahora.
Adrienne abrió la aplicación de la cámara en su teléfono y posó, haciéndole señas para que se acercara. Lennox pasó un brazo alrededor de ella y sonrió a la cámara, observando divertido cómo ella tomaba varias fotos de ambos. Una vez satisfecha, revisó las fotos en la aplicación de galería, mientras Lennox apoyaba su barbilla en su hombro para echar un vistazo.