Liam sacó un cigarrillo y lo colocó en su boca, encendiendo la punta con un encendedor. Adrienne frunció el ceño al verlo, pero no se movió de su sitio mientras escuchaba su inútil discusión. Si Liam insistía en correr con este clima, ella no tendría otra opción más que intervenir.
Mientras observaba detenidamente a Liam Qin, se preguntaba si todos los hermanos Qin habían tenido la suerte de heredar tal atractivo. Samantha y Noah aún eran jóvenes, pero no dudaba que en el futuro podrían romper muchos corazones solo con su apariencia.
—No es que me dé miedo perder dinero, pero prefiero posponer esta carrera a poner en riesgo sus vidas. ¿Quién se responsabilizaría si les pasara algo en la pista de carreras? No vale la pena apostar sus vidas de esta manera —Hermano Mack preguntó, molesto porque Liam no lo tomaba en serio.