Lennox había estado esperando pacientemente la llegada de Adrienne. No dejaba de mirar la hora y sentía que el tiempo pasaba demasiado lento para su gusto. La hora del almuerzo ya había terminado, pero seguramente ella tardaría otras tres horas más antes de poder salir de la escuela. Se sentía un poco tonto esperándola.
Intentó concentrarse en el libro que estaba leyendo, pero llevaba atascado en la misma página que trataba de entender desde hacía una hora. Finalmente se rindió y cerró el libro, cerrando los ojos para descansar.
Gavin eligió entrar en su habitación y lo encontró así. Lennox se despertó de su sueño y lo miró. No sabía cuánto tiempo había estado dormido.
—Tengo buenas noticias y malas noticias para ti. ¿Cuáles quieres escuchar primero? —Gavin no perdió tiempo y le preguntó.
—¿Importa cuál digas primero? —Lennox levantó una ceja hacia su amigo y mano derecha.