Myrtle permitió que Samantha durmiera en su habitación esa noche. Después de dejar a la niña allí, llevó a Adrienne de vuelta a la sala de estar. Le sorprendió descubrir que alguien tan joven como Samantha ya había experimentado una realidad tan dura a su corta edad, pero estaba aún más desconcertada al ver cuán desequilibrada podía estar su mejor amiga. Era como si estuviera mirando a otra persona con el mismo rostro que Adrienne.
—¡Addie! ¡No me dijiste que la otra parte era de la familia Qin! —siseó frustrada, mirando a Adrienne sentarse en el sofá. Cada vez le resultaba más difícil comprender lo que su mejor amiga estaba pensando.