—¡Maldición! —Sebastián pateó la silla de su oficina regional antes de apoyarse en su mesa y mirar a Harry, que estaba parado en la esquina con su cabeza inclinada en señal de respeto.
No quería hacer nada para atraer la ira de su Príncipe hacia él.
—¿Qué pasó? —Lucas entró apresurado a la habitación para ver qué había sucedido exactamente y miró a su príncipe que estaba furioso por algún motivo desconocido para él.
—¿Qué pasa, señor? —preguntó Lucas con cautela.
Sebastián gruñó y colocó sus codos en la mesa, cubriendo su rostro con sus manos.
—La extraño —dijo el príncipe.
—... —Lucas. ¿Y esa razón fue suficiente para que patearas una silla y alertaras a alguien? La viste anoche, ¿no es cierto?
El subordinado se giró hacia Harry, quien se encogió suavemente asegurando que el pequeño movimiento no fuera notado por el príncipe, quien podría enfurecerse aún más.