—¿Estás bien? —preguntó Azura a Madeline después de que detuvo la tortura que Natanael le estaba infligiendo a Madeline, y la chica asintió aliviada antes de ponerse de pie mientras se limpiaba la sangre de la comisura de sus labios.
—Gracias por salvarme —Madeline sonrió, y Azura tarareó, riéndose en su mente.
—Era mi deber —dijo Azura, y Madeline frunció el ceño.
—¿Tu deber? ¿Acaso te conozco? —Madeline preguntó, confundida.
—No creo que tengas conexiones en el mundo de las brujas —dijo Azura mientras se daba la vuelta con la espalda hacia la chica humana.
—¿Por qué te estaba castigando una bruja de todos modos? Estaba en el bosque, y noté que primero te agarró ese vampiro y luego una bruja. ¿Qué has hecho exactamente para ponerte en los nervios de dos hombres? —preguntó Azura, agarrando una hoja al azar.
—Así que fue un hombre otra vez. Cuántos hombres ha seducido ella —murmuró bajito Madeline, cosa que Azura no pasó por alto.