—Me gustaría conocer a la Princesa —digo, a la estudiante Elliana. Teníamos algo de qué hablar, pero no he podido encontrarla. ¿Puedes ayudarme a localizarla en la Universidad? —El Príncipe Vincenzo se dirigió a la oficina del decano cuando no la vio detrás de la Universidad donde pensó que estaría, esperándolo.
Preguntó a algunos estudiantes del departamento de biotecnología, pero ella tampoco estaba allí.
El decano alzó la vista y tragó saliva.
Él sabía quién era el hombre frente a él, pero eran órdenes estrictas del Príncipe Sebastián de nunca permitir a nadie excepto a él y a su secretario venir y encontrarse con su Princesa. Entonces, ¿cómo se suponía que iba a dejar que el Príncipe Vincenzo fuera a encontrarse con
—Parece que mi hermano te ha atado las manos para no ayudarme —dijo el Príncipe Vincenzo comprensivamente, y el decano sonrió impotente.