—¿Puedo saber por qué pensaron que era una buena razón para molestarme a mí y a mi princesa tan temprano en la mañana? —preguntó Sebastián mientras descendía las escaleras.
Stephano sonrió con suficiencia.
Sabía que funcionaría.
Tan difícil como era creerlo, su hermano estaba realmente embelesado por su pequeña humana, y la única forma de comunicarse con él sin alterarlo era trayendo a esa humana a colación.
—Oímos que las brujas han estado reuniéndose con la princesa. Solo queremos asegurarnos de que todo está bien y que no se encuentra molesta —dijo Noah con una expresión seria.
Sebastián miró a los miembros de su familia, reprimiendo las ganas de burlarse. ¿A quiénes intentaban engañar?