Sebastián se sentó frente a sus hermanos, su expresión no revelaba lo que estaba sintiendo debido a sus ojos inquebrantables y su máscara.
—Entonces, ¿qué es exactamente lo que no te gusta de este acuerdo, Sebastián? No es un trato injusto. Ninguno de nosotros sabía de esto. Es una decisión del lado del Abuelo —el Príncipe Santo intentó razonar antes de suspirar.
Sebastián no le respondió. Simplemente seguía mirando su reloj mientras esperaban que el Hermano Stephano y el Abuelo salieran de esa sala de reuniones.
Fue un shock para todos y, juzgando por cómo reaccionó el Hermano Stephano, diciendo que era injusto para Sebastián, parecía que en verdad él no sabía nada al respecto.
De nuevo, todo podría ser una gran pretensión para ocultar su configuración interna también.