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—Glow, no estés tan enojada. Todos sabemos que no tenemos permitido matar a nadie bajo nuestra jurisdicción hasta que la jefa esté presente con nosotros —dijo Sasha, buscando ayuda de los demás y continuando calmando a la chica.
El Duque, que había recuperado la conciencia después de estar inconsciente durante una hora, miró a su alrededor, con una mirada dura pero con miedo residiendo en su corazón.
Notó algunas cosas sobre estas chicas, y ninguna de ellas era buena.
Todas llevaban lo que parecía un disfraz con alas de ángel negras y el símbolo en la mano o en la espalda.
Parecían ser parte de algún culto u organización que había estado oculta todo este tiempo porque él era uno de los Duques de más alto rango que trataba directamente con los reales, y nunca había oído hablar de ningún grupo de mujeres así.