—Señor, ¿deberíamos seguir el mismo camino? —preguntó Lucas, y Sebastián entrecerró los ojos.
—La princesa dijo que caminó directamente desde el lago. Por alrededor de una hora más o menos —dijo Sebastián mientras salían de sus coches.
—No vayamos en nuestros coches. Las vibraciones en el suelo alertarán a esos vampiros incluso desde una distancia de cinco kilómetros porque es muy silencioso por la noche aquí —dijo Sebastián antes de quitarse el abrigo y colocarlo en el coche.
—Ven, cámbiate conmigo —dijo Sebastián.
Lucas —....
—Señor, no entiendo... —Lucas tosió.
—Ponte este abrigo que mostrará tu realeza y esta máscara. Yo cubriré mi rostro con este paño. Los vampiros renegados naturalmente pensarán que tú eres el príncipe y todos los hombres principales te atacarán —dijo Sebastián como si fuera lo más normal del mundo.
Lucas —... ¿Quieres decir que use este abrigo, pretenda ser un príncipe y muera?