El hombre al que le habían golpeado la nariz aullaba, las lágrimas acudiendo a sus ojos.
Un delgado hilo de sangre recorría de su nariz a su boca y se mezclaba con la saliva que manaba.
Esong lo volteó y registró sus bolsillos.
Encontró un teléfono y algunos otros objetos, ninguno razón suficiente para causar sospecha. Esong retiró el brazo de la voluminosa chaqueta que llevaba y todo lo que tenía era un terminal de pulsera, sin pulsera de almacenaje.
—Te demandaré por esto —amenazó el hombre débilmente.
En ese momento, guerreros RGB llegaron a la escena, la mayoría en sus uniformes formales con la excepción de su capitán.
Seguidos de cerca por un grupo de guerreros mecha, armados y listos para luchar.
Los reportes de naturaleza no categorizada se atendían conjuntamente porque nadie sabía qué esperar al llegar a la escena.
—¿Qué estás haciendo? —Zorl se agachó y susurró ásperamente a Esong—. Hay gente aquí y algunos están grabando.