Durante su hora de almuerzo, Escarlata eligió comer sola en su oficina. Sin embargo, al enterarse de esto, Mina se acercó y se unió a ella.
Escarlata no le importaba la compañía de su amiga pero sí sospechaba que Mina estaba allí para robarle comida.
Justo cuando estaban a punto de empezar a comer, Mina miró a Escarlata con una mirada grave y se mordió los labios.
—¿Qué? —le preguntó Escarlata—. ¿Tienes algo que decirme o simplemente estás admirando mi abrumadora belleza?
—¡Tu abrumadora belleza! —se rió Mina—. Sí, eres la dama gobernadora y la belleza número uno de Estrella Azul. Sin embargo, no es a ti a quien admiro, sino que estoy preocupada por ti.
—¿Preocupada por qué? —le preguntó.
Mina se acercó a Escarlata, sentándose prácticamente en su regazo y le susurró.