—Ok, ahora que está decidido, yo iré primero.
—Um.
Marcos y Lucía salieron mientras cargaban el barco ya inflado. Dylan y Anna los siguieron.
—¿Tienes suficiente resistencia para llegar al séptimo piso y volver a subir? —preguntó Dylan cuando vio que Anna lo seguía.
Anna lanzó una mirada fulminante. —No me subestimes.
—Ok, ok.
Dylan se rió entre dientes y volvió a cerrar la puerta con llave. Miró las escaleras pensativo y esperaba que estas personas fueran lo suficientemente inteligentes como para no venir aquí mientras todos bajaban. Porque en ese momento, se enfrentarían a la enfadada Kitty.
Kitty todavía se quedaba en el apartamento de Anna, montando guardia allí.
Bueno, para ser exactos, a esta perezosa gata no le apetecía moverse del sofá y quería dormir.
Dylan y Anna decidieron dejar la gata atrás.