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Mientras Marcos y Dylan estaban causándose problemas uno al otro, Anna se quedaba en su habitación, mirando por la ventana para recoger agua de lluvia.
Honestamente, no sabía qué más hacer aparte de esto.
La cantidad de agua que había recolectado era en realidad mucha. Pero comparada con la cantidad de agua en todo el mundo, naturalmente no era nada.
Se quedó hasta que llegó la hora del almuerzo y fue al apartamento de Dylan.
—¿Lucía todavía no se ha despertado? —preguntó Anna después de llegar a la sala de estar.
—No —Marcos negó con la cabeza. Como se turnaban para hacer guardia por la noche entre los cuatro, sus horarios de sueño también cambiaban. En ese momento, Lucía aún no se había levantado y Marcos no tenía intención de molestar el sueño de su novia.
—Está bien, entonces —Anna se encogió de hombros—. Ya que estás aquí, ¿qué tal si me ayudas a cocinar?
—¿Qué quieres hacer esta vez?
—Voy a hacer sopa con la carne congelada.
—¿…Sin vegetales?
